Mis ojos no daban crédito a lo que veía en ese momento, bueno más que lo que veía, a quien veía.
Era una tarde como otra cualquiera, recién venida de mi trabajo y dirigiéndome a por mi hijo, hace ya bastantes días y todavía recuerdo esa tarde, fue tan fuerte lo que pude presenciar, que aún se me remueven las entrañas, era Pedro, un amigo que hace muchos años conocí, un buen hombre, amante de su esposa , cariñoso con sus hijos y afable con sus amigos, en concreto la palabra que lo definía era afortunado, un buen trabajo, una buena casa, una vida que aunque para nadie es de color de rosa, no era de color gris tirando a negro.
Lo miraba, lo volvía a mirar y si, era él, no había duda, quizás mas mayor que cuando lo vi hace cuestión de 1 año y medio, mas delgado, mas desaliñado, mas triste, en definitiva era él, pero no podía creer lo que veía, estaba en un container de basura rebuscando algo para poder vender, comer o aprovechar de alguna manera, en el pueblo que lo vi, no era donde él vivía, por eso al principio me costó reconocerlo, pero cuando ya ninguna duda me invadía, me quedé pegada al asiento de mi coche desde el cual estaba mirando horrorizada, a Pedro.
Cuando ya terminó de buscar, sin éxito ninguno me armé de valor y salí del coche, casi no podía vocear su nombre, lo intenté en dos ocasiones y ya por fin en la tercera él me oyó, pero para mi sorpresa, Pedro me miró, esa mirada duraría unos 5 segundos, fué interminable, la expresión de su cara de asombro fue además de horror al verme, se dio la vuelta y se fue, yo no quise hacer otro intento de llamarlo, me había quedado muy claro que no deseaba verme, ni hablar con migo.
Yo cambié el rumbo de mi vuelta a casa y me dirigí a casa de un amigo que teníamos en común, éste fue el que me contó todo lo sucedido con Pedro.
Había perdido hace un año su trabajo, dejándolo en la mas miserable miseria, perdió su casa, sus ahorros y a su mujer, que fue víctima de una depresión severa, que la llevó a enfermar y estar actualmente ingresada en un centro de ayuda mental, sus hijos eran cuidados por un miembro de su familia y él se buscaba la vida como podía, no encontraba trabajo y las ayudas gubernamentales no eran suficientes para vivir decentemente, es por eso que decidió dejar a sus dos hijos y seguir viviendo o mal viviendo él solo, sin arrastrar a nadie mas.
Con forme iba escuchando la historia, los ojos se me nublaban, no es lo mismo ver un mendigo, recoger basura, pero que no lo conoces, a ver a un amigo, se me entrelazaban las tripas y mi piel sentía que se me estremecía, era una sensación horrorosa e inevitable.
Quería saber donde estaba, donde dormía, que comía, pero las contestaciones eran peor saberlas que ignorarlas, lo vi de casualidad, pues Pedro no solía venir por estos barrios, pero ese día era uno de los que él se acercaba desde lejos a la puerta del colegio a ver a sus hijos, no se atrevía a dejarse ver por ellos.
Llegué a mi casa destrozada animicamente, casi casi que me sentía mal por merendar una onza de chocolate,¿que merendaría Pedro en ese momento?, ¿donde estaría en ese preciso instante en que yo comía y veía la televisión con la mirada perdida y ausente?.
No he vuelto a ver a Pedro, pero no pierdo la esperanza, se que algún otro día volverá al colegio.
No se lo que le diré, ni incluso si tendré valor para hablarle, se que se siente muy mal, pero creo que si se le ignora se sentirá peor aunque no quiera acercarse a nadie.
Espero que esta crisis mundial pase pronto, que aunque haya heridas que ya no se borren de una piel, que por lo menos volvamos a tener una vida digna de un ser humano, que a nadie le falte un pedazo de pan, un plato de sopa, un abrigo y un techo donde cobijarse y sobre todo que Pedro y muchos como él recuperen a sus familias.
Desde aquí aunque ellos no me escuchen les mando un beso.
12 comentarios:
Febe, no hay palabras para comentar respecto a tu post.
En referencia a mi blog quisiera agradecerte que leas mis post.
Te agradezco mucho tus comentarios. Yo también soy español y catalán y como tú también tengo raíces andaluzas.
Gracias Raúl por asomarte a mi umilde blog jaja,un saludo.
Yo te escucho amiga querida!! y entiendo tu dolor, te dejo muchos muackkks!!!
Gracias Vic corazón,te mando un achuchón fuerte jaja.
Me gustaría decir que me gusta tu relato pero no, este no es el caso, y no por culpa tuya, tú solo eres la mensajera que nos pone encima de la mesa una realidad muy dura. Es muy triste y muchos somos los que podemos caer, quizás no de un día para otro, pero sí en un plazo corto de tiempo. Y quizás la caida lenta sea la peor, esa en la que ves que todo se desmorona y te sientes impotente para cambiar el destino. Un saludo y ánimos
Siempre me ha parecido que la distancia entre nosotros, las personas que lo pasamos mal pero seguimos adelante, y quienes duermen en la calle, están separados por una fina linea. Mañana podría ser yo quien eligiera debido a mis circunstancias vivir de esa manera. Ellos no son peores, tan solo tienen más dificultad para enfrentarse a las cosas, pero un día fueron como nosotros e incluso en algunos casos tuvieron más de lo que muchos tenemos.
Hace años lo comprobé a acercarme a Juan, un mendigo que dormía en mi calle. Trás varias visitas en las que poco a poco acabé ganándome su confianza, a fuerza incluso de sentarme en el suelo a su lado y acompañarle , conseguí que me contara su historia.
Había sido un gran directivo, viajó por todo el mundo , sabía varios idiomas y por culpa del alcohol y su mala cabeza terminó viviendo en la calle.
Imagino que es más fácil contarme esto a mi, una desconocida, que tropezarse con alguien que te conoció en el pasado y que te vea en esas condiciones.
Espero que vuelvas a ver a Pedro y que si es posible, logres acercarte a él. De cualquier modo, ten mucho cuidado si llegas a conseguirlo ,cuando las personas se han destruido a si mismas, pueden ser tambien autodestructivas con los demás.
Bonito relato, oportuno para que todos reflexionemos un poco sobre las visicitudes de la vida y lo sencillo que es llegar a esa situación.
Un fuerte abrazo
Te doy la razón Wambas,es muy crudo encontrarte cara a cara con algo así te lo aseguro,ojala no estemos ninguno mas en esas circunstancias y todo se vaya arreglando poco a poco aunque lo veo difícil, es como desear la paz en el mundo, todos la queremos pero en el fondo sabemos que nunca será así.gracias por tu comentario.
Dama que alegría saber de ti de nuevo,te echaba de menos.
Como tu dices los hay que eligieron esa forma de vida,pero también los hay que no, no por ello menos penosa la vida en la calle,es horroroso verlos así y te impacta mas cuando lo as conocido y sabes que esa persona sufre por verse así, en fin la vida. Un beso grande y gracias por estar ahí, siempre esperándome.
hola febe si fuera mentira tu esplicacion del caso de pedro, me podria sentir feliz pues si fuera un cuento cruel, pero ficticio seria conmovedor, pero como creo en tu relato de la realidad del encuentro con pedro me siento impotente, cualquiera de nosotros yo mismo podria caer desde hoy llegar a esa situacion tal es mi preocupacion que no pude menos que ayudar a montar y crear una asociacion se llama mai sols nunca solos, buscala en facebook, si te interesa puedes ayudar difundiendo dicha asociacion para ayudar, juntos nosotros podemos ayudar que ellos no esten tan solos, con familiar acojedoras de gent gran, gracias por poner los lunes al sol y al descubierto las miserias humanas, tu amigo bartolome
Amigo Bartolome,gracias por entrar en mis crónicas, ya te contesté en Facebook, pero no obstante quiero aclarar aquí que la historia es real no así el nombre del protagonista, nunca daré un nombre real sin autorización. Espero verte por aquí en otra ocasión y de nuevo gracias.
Ay Febe, siento lo de tu amigo Pedro. Desgraciadamente, tal y como estan las cosas, esto le puede suceder a cualquiera. El caso es que la vida de uno no depende unicamente de si mismo, sino tambien de las personas y circunstancias que le rodean.
Ya cuando tenias quince años tenias un gran sentido de la amistad, asi que puedo imaginarme como te sientes.
Chao y un besazo.
Josep
Gracias por tu comentario Josep, la verdad es que no puedo quitarmelo de la cabeza y cada día lo tengo en mi mente, esperando verlo en cualquier esquina.
Me alegro de que me recuerdes desde los 15 años, a llovido mucho jejeje,pero el fondo es el mismo. Un saludo Josep
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